Fenómeno de la “hiperpaternidad”
Existe un fenómeno en la crianza de niños que es un debate en educación. Es un tema que debería alertarnos, nos invita a conocerlo y buscar formas más sanas de educación y orientación.
La propuesta educativa de la Disciplina Positiva se enfoca en trabajar con los adultos en la toma de consciencia de cuánto influimos en la conducta de nuestros hijos y desde allí, asumir la responsabilidad y así ayudar a nuestros hijos a mejorar y crecer para convertirse en ciudadanos autorrealizados y responsables socialmente.
La periodista y escritora española Eva Millet (2016) ha estudiado y escrito acerca de la “hiperpaternidad” para describir un conjunto de actitudes parentales donde los padres muchas veces de forma inconsciente muestran una excesiva supervisión, estimulación, atención, protección y control de la vida de sus hijos, sin dejarles mucho espacio para el error y la autonomía. Este tipo de crianza, que se vuelve disfuncional por el problema de lo “hiper”, aleja a los padres del objetivo primordial de desarrollar en sus hijos las habilidades necesarias que los harán capaces de enfrentar las dificultades de la vida adulta con autoestima y cooperación.
Podemos entender que el fenómeno de la hiperpaternidad podría abarcar dos estilos clásicos pero incorrectos de crianza: el permisivo y el controlador con altas expectativas. Dentro del estilo permisivo podemos encontrar también dos métodos distintos pero que se pueden ejercer al mismo tiempo: la complacencia y/o la sobreprotección (Shaked, 2020).
El padre que complace constantemente hace muchos esfuerzos por “dar”, cumpliendo deseos y caprichos del hijo de forma inmediata, ofreciendo servicios especiales e innecesarios y cediendo en el incumplimiento de las responsabilidades. Es un padre que ama, atiende y cuida mucho, pero rescata constantemente para evitarle cualquier tipo de sufrimiento. Él no se da cuenta que ciertos montos de decepción, frustración o sufrimiento en la infancia y adolescencia son necesarios para aprender y crecer. El padre complaciente piensa que el mundo es muy difícil y su hijo es muy débil para enfrentarlo, entonces hace todo por él o da demasiado en nombre del amor.
El padre que sobreprotege puede supervisar e intentar resolver inmediatamente los problemas y contratiempos de sus hijos, llega a interceder en todos los ámbitos de la vida impidiéndoles desarrollar habilidades sociales, los sobreprotege por temor a que les ocurra algo, ejerce una crianza basada en estar encima de los hijos, anticipándose a sus necesidades y resolviéndoles todo. Este padre puede llenar las agendas de sus hijos con actividades deportivas, extracurriculares o de estimulación precoz, enfrentarse con los maestros o entrenadores que intenten cuestionar las habilidades del hijo. Piensa que el mundo es peligroso y que debe cuidar del hijo.
El padre que emplea métodos de control y tiene altas expectativas ejerce la dirección desde una posición autoritaria, usa su poder y suele tener expectativas muy altas con sus hijos, busca la perfección pensando que el mundo es una competencia y su hijo tiene que ser el mejor o debe ganar. Intenta que su hijo sea “bueno en todo”. Este padre busca llenar las agendas de sus hijos con actividades deportivas, extracurriculares o de estimulación precoz, para generar múltiples talentos; en consecuencia, será muy exigente a nivel académico y social.
Tomando consciencia, de ejercer cualquier estilo de crianza descrito anteriormente, podemos comprender los riesgos a los que se exponen los hijos cuando los padres evitan constantemente las decepciones natura les de la vida, los sobreprotegen y/o sobre exigen. Es un ataque involuntario al desarrollo de la autoconfianza en sus hijos, porque les roban la oportunidad de experimentar seguridad y confianza en su capacidad para manejar los retos de la vida. Los niños pueden desarrollar actitudes de evasión y pasividad, falta de iniciativa, miedo debilidad, falta de autoconfianza, dependencia, impaciencia, exigencia y pobres deseos para participar activamente en proyectos grupales y colaborar en sus comunidades.
Es importante que los padres entiendan que desde muy temprana edad los
hijos pueden afrontar de manera autónoma los problemas y adversidades que estén ajustadas a sus capacidades, ya que hacer frente a estos pequeños contratiempos los ayudará a construir la creatividad, la flexibilidad, la resiliencia y la capacidad de adaptación que necesitan en la formación de una personalidad sólida.
En conclusión, para crecer y avanzar sanamente en la vida hay que atravesar dificultades y ciertos montos de frustración desde la más tierna infancia. En esos momentos los padres tienen la función de acompañar, entrenar, empatizar, apoyar y alentar a sus hijos en lugar de evitarles las frustraciones, resolverles los problemas y sobreprotegerles.
Tratemos que cada avance tecnológico nos ayude a fortalecer nuestra vida en valores expresada en nuestra calidad humana. Seamos mejores personas cada día.
Millet, E. (2016). Hiperpaternidad. Del modelo “mueble” al modelo “altar”. Plataforma.Shaked, A. (2020, junio). El amor hacia los niños, no sólo lo que pensábamos [Video conferencia a través de Zoom ofrecida en el marco de conferencias sobre Crianza según Adler.
Jaicy Blandin
Psicóloga Clínica
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